El ejercicio se usa con frecuencia en la rehabilitación como un componente integral del manejo del dolor. No está claro cuál es el tipo y la dosis de ejercicio para manejar mejor el dolor, factores que pueden variar de acuerdo con la condición de dolor específica y la tolerancia del paciente

 

Hipoalgesia en los adultos jóvenes y sanos inducida por el ejercicio

 

• La hipoalgesia no se localiza en la parte del cuerpo que hace ejercicio; la mayor reducción del dolor se produce en el miembro que hace ejercicio en comparación con el miembro contralateral y los músculos distales en reposo.

• La hipoalgesia después de una sesión de ejercicio única tiende a ser de duración corta.

• El ejercicio aeróbico debe realizarse con una intensidad moderada a alta y durante mucho tiempo para producir hipoalgesia.

• Las contracciones isométricas de alta y baja intensidad producen hipoalgesia; las contracciones de baja intensidad deben sostenerse por un período más prolongado de tiempo para que se produzca la hipoalgesia.

• No se requiere fatiga para producir hipoalgesia.

 

Beneficios del ejercicio en el manejo del dolor musculoesquelético

 

• El ejercicio es beneficioso para la mayoría de las condiciones de dolor musculoesquelético, incluidos los trastornos crónicos de cuello, osteoartritis, artritis reumatoide, fibromialgia, dolor miofascial y dolor crónico en la parte baja de la espalda.

• No se conocen el tipo ni la dosis de ejercicio óptimos para la mayoría de las condiciones de dolor.

• Con frecuencia, se recomiendan programas de ejercicio de menor intensidad según la tolerancia del paciente, pero las investigaciones recientes también demuestran beneficios con ejercicios de intensidad más alta.

• Los cambios agudos en el dolor, sean aumentos o descensos, al inicio de un programa de ejercicio no necesariamente predicen la respuesta a largo plazo. Por ejemplo, las personas pueden experimentar un leve aumento del dolor al inicio de un programa de ejercicio, seguido de descenso en el dolor con mayor frecuencia de ejercicio.

• La aplicación de ejercicio a largo plazo en el manejo del dolor no se comprende bien, lo que incluye la progresión del ejercicio y cómo abordar las cuestiones de cumplimiento.

• Se recomienda un programa de ejercicio supervisado.

• El cumplimiento mejora con el ejercicio combinado con programas motivacionales o la terapia cognitiva conductual.

 

 

El ejercicio y la actividad física es beneficiosa para los tipos más comunes de dolor musculoesquelético crónico (CMP), como dolor de espalda y rodilla. Sin embargo, la falta de adherencia al ejercicio y la actividad física puede limitar su eficacia a largo plazo.

 

En individuos se ha constatado una elevación del umbral de dolor después de realizar ejercicio, debido a la liberación de endorfinas y factores de crecimiento y la activación de los mecanismos inhibitorios nocioceptivos supraespinales.

 

Andersen &cols realizaron un estudio en trabajadores de oficina, en el que se investigo los efectos del ejercicio físico sobre los síntomas de dolor musculoesquelético en todas las regiones del cuerpo, así como en otro tipo de dolor musculoesquelético en asociación con el dolor de cuello. En que evidenciando que la intensidad del dolor disminuyó significativamente más en el cuello, la espalda, el codo derecho y la mano derecha en los casos de los dos grupos de ejercicio en comparación con el grupo de referencia ( P< 0,0001 a 0,05 ). Por lo que se concluyo que tanto el entrenamiento de resistencia específica y el ejercicio físico integral para los trabajadores de oficina causada mejores efectos para aliviar los síntomas de dolor musculoesquelético en las regiones expuestas de la parte superior del cuerpo.(Andersen, 2009)

Directrices que pueden tenerse en cuenta a la hora de aplicar tratamiento con ejercicios, en pacientes con dolor musculoesquelético:

 

• Controlar los síntomas desencadenante, especialmente durante el inicio del tratamiento graduando las modalidades de ejercicio.

• La exacerbación de síntomas menores es un resultado natural durante las etapas iniciales de tratamiento, pero debe desaparecer al establecer continuidad en la actividad.

• No incrementar el protocolo de actividades en caso de exacerbaciones.

• Flexibilizar el programa, de acuerdo a las fluctuaciones naturales del Trastorno.